Ala de Avispa Editores

Todos tus nombres, Emilia. Y los amigos

Si no hay contrato, no hay trato.

Por Luis Fernando Escalona

Junto a Mariela, Matías es el coprotagonista de la historia escrita por Godofredo Rojas, en el libro Todos tus nombres, Emilia.

Matías es un tipo de buen corazón, trabajador. Idealiza a Emilia a lo largo de la historia, donde podemos ver cómo es que el destino los ha hecho encontrarse en diferentes momentos.

Podemos sentirnos identificado con él. Y puede caernos mal. Porque esa manera infantil de amar a Emilia tiene la capacidad de sacarnos de quicio. Pero también de cuestionar nuestros paradigmas de vida respecto al amor, al deber, a la lealtad y a la amistad. ¿No se trata de eso la literatura? ¿De llevarnos por encima de nosotros mismos para enfrentarnos y vernos quizá en los conflictos de los personajes? ¿Para cuestionar nuestros valores, nuestro entorno y nuestra propia existencia y camino?

Eso, al menos, es lo que hacen los buenos autores. Godofredo, con su primera novela, lo logra de una manera sencilla y eficaz, colocando a estos seres en un contexto cercano a nosotros, lo cual nos permite saber que, quizá, nosotros hemos andado por las calles y los lugares por donde ellos se detienen para contar esta historia. Incluso saber que, tal vez, hemos sentido lo mismo que ellos.

Además, un valor que está presente en toda la historia es, precisamente, el de la amistad. Matías tiene a dos amigos, de esos que están siempre en las buenas y en las malas: Fer y Chilo, quienes, con personalidades distintas, que los hacen chocar entre ellos, pero salir bien librados por el lazo que los une, acompañan a Matías en su camino por el amor/desamor que nos plantea la historia. Puede que estén o no de acuerdo con él, pero de eso se trata, ¿cierto? Son como los tres mosqueteros que velan por uno y que uno lo hace por todos.

Chilo y Fer habitan a la sombra de Matías, viviendo su propia vida y enfrentando sus circunstancias. Pero siempre salen a la luz cuando él los necesita. De alguna manera se hacen presentes, para recordar, para reírse, para hacer más sólida esa amistad a través de las memorias, de las complicidades, de las disertaciones. Y, sobre todo, de sus sentimientos. Del valor de la amistad, un valor cada vez más diluido por la tecnología y las demandas de una sociedad que anda más de prisa, alejándonos unos de otros. Pero quien lo vive sabe que no importan los obstáculos del exterior: los amigos están en sus prioridades.

Así es esta relación entre los amigos de Matías. Estarán con él en las buenas, en las malas; en la alegría y en la tristeza. Mientras el protagonista se abre paso para desentrañar quién es esa mujer a la que ama, quién es Emilia y todos sus nombres. En la lectura de este libro, está la respuesta.